¿Sabes cómo conducir con seguridad en invierno?

conducir con nieve

¿Sabías que el momento de mayor peligro es cuando caen las primeras gotas? ¿O que las largas son una mala decisión en caso de nieve?

Quizá no es la época más apetecible del año para coger el coche y organizar un viaje por carretera. El invierno es una de las estaciones que exigen mayor prudencia al volante. Las estadísticas de la Dirección General de Tráfico (DGT) lo dejan bien claro: a pesar de que el número de trayectos disminuye en los meses más fríos, el número de muertos y de heridos en las carreteras españolas suma el 31% y el 30% respectivamente en los últimos tres años.

La lluvia, la nieve, el hielo, la niebla y el viento son factores a los que el conductor debe saber anticiparse cuando se encuentra con ellos. Las nuevas tecnologías aplicadas al ámbito de la automoción pueden suponer un plus de seguridad pero, en última instancia, es la pericia de la persona la gran responsable de que ese trayecto termine de la mejor manera posible: con todos los integrantes del coche a salvo y en el lugar al que tenían previsto llegar.

Siempre es importante tener en mente unos sencillos consejos que aplicar cuando las condiciones climatológicas no nos son favorables. Comprobar el estado de las carreteras antes de salir de casa y consultar la previsión del tiempo deberían ser de obligado cumplimiento. También tener un juego de cadenas en el maletero porque, ¿quién sabe cuándo puede caer la próxima gran nevada?

El peligro de la lluvia, con las primeras gotas

Probablemente lo estudiaste en la autoescuela pero, con los años, lo hayas olvidado. El momento más peligroso para conducir bajo la lluvia se produce justo en los primeros minutos, cuando caen las primeras gotas. Es en ese instante cuando se forma una película muy deslizante fruto de la unión del agua con el polvo y los restos de neumáticos que se limpia una vez haya llovido durante unos minutos.

¿Cuáles son los mejores consejos para conducir bajo estas circunstancias? Reducir la velocidad, ya que la distancia de frenado aumenta, mantener una mayor distancia de seguridad para evitar salpicaduras y conducir siempre con las luces encendidas. Es más, si la lluvia es intensa, las antiniebla traseras nos ayudarán a ser más visibles en la vía y, aunque pueda parecer que bajo un chaparrón la conducción es más peligrosa, las estadísticas dicen que hay más víctimas con llovizna (150 en los últimos tres años) que con lluvia intensa (37).

En zonas donde haya balsas de agua es conveniente limitar la velocidad, para evitar el efecto ‘aquaplaning’. Si se produce, lo mejor que se puede hacer es mantener firme el volante, no frenar y soltar suavemente el pie del acelerador hasta recuperar el control del vehículo, siempre con movimientos suaves y progresivos.

Nieve: cuidado con la adherencia

Aunque es extraño verla en ciudad, en carreteras de montaña y zonas elevadas es más frecuente y aunque, según la DGT, la accidentalidad es baja, conviene tener siempre un juego de cadenas en el maletero y seguir unas normas básicas para evitar perder el control de nuestro vehículo.

Es aconsejable seguir las huellas dejadas por otros vehículos, salvo en terrenos empinados, y actuar siempre con suavidad, sin hacer movimientos bruscos, ya sea con el volante o los pedales del freno y el acelerador. Encender las luces y aumentar la distancia de seguridad también es preferible. ¿Qué pasa con el hielo? Las placas son peligrosas ya que son difíciles de ver y la adherencia es muchísimo menor que sobre nieve. En caso de pisar una, levanta suavemente el pie del acelerador, mueve el volante con suavidad y frena a fondo (siempre que se disponga de ABS).

Las luces largas, un peligro con niebla

La niebla ha estado presente en accidentes que han causado 38 víctimas en los últimos tres años. La tasa de siniestralidad es mayor cuanto más intenso es este fenómeno aunque se registran más accidentes, aunque con menos víctimas mortales, cuando es ligera.

Enfrentado a un banco de niebla, se recomienda que los conductores aminoren la velocidad y la adecúen al estado de la calzada, que enciendan los faros antiniebla siempre que sean necesarios (de lo contrario, pueden deslumbrar al resto de vehículos). Utilizar las largas no es una decisión sabia ya que las partículas de agua suspendidas en el aire hacen rebotar la luz creando un efecto espejo y haciendo que la visibilidad sea todavía menor.

Pero si no eres capaz de ver qué tienes a pocos metros de distancia, fíjate en las líneas longitudinales de la carretera, tanto las del centro como las de los laterales.

Contra el viento, firmeza al volante

Aunque solo se le atribuyen el 5% de los accidentes con mal tiempo, el viento también puede jugarte una mala pasada, en especial cuando es racheado o cuando aparece por sorpresa al salir de un túnel o al adelantar a un camión.

Saber por dónde sopla el viento es crucial para anticiparse a sus efectos. Por ello, la vegetación puede darnos pistas tanto de la dirección como de la intensidad del mismo. También se recomienda utilizar marchas cortas, para poder tener mayor capacidad de respuesta frente a un imprevisto y sujetar el volante con firmeza para evitar dar bandazos.

Tecnología contra el mal tiempo

La prudencia y la pericia al volante son dos grandes aliados a la hora de afrontar un viaje pero tampoco se tienen que desdeñar las facilidades que la tecnología ofrece a los conductores. Los neumáticos de invierno son una solución para cualquier vehículo y aunque nuestro país no sea especialmente proclive a las nevadas, en algunas zonas pueden ser una alternativa para evitar el uso de cadenas de manera frecuente.

Términos como ABS o la tracción total pueden salvar más de una vida y evitar muchos sustos en situaciones de inclemencia meteorológica

Los fabricantes de vehículos han adoptado con los años soluciones más sofisticadas. Ya no es extraño que los limpiaparabrisas de un vehículo se activen solos en cuanto caen las primeras gotas de lluvia ni que adapten su velocidad en función de la intensidad. Términos como ABS o la tracción total pueden salvar más de una vida y evitar muchos sustos cuando entran en funcionamiento en situaciones de inclemencia meteorológica.

 

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